Dos hombres y un destino: La música.

Aurelio Amén y Jose Santiago Toledano, “Beethoven


“Los de los escenarios de baile somos currantes de la música”

( Santiago Toledano, José, 2023).

Los aficionados a la música rock estamos de enhorabuena. Recientemente han sido publicados dos libros absolutamente necesarios y que a la vez, se complementan. Uno y otro, vienen a llenar el vacío bibliográfico existente sobre la pequeña gran historia de la música Rock en Córdoba y provincia durante las décadas de los años 60, 70 y parte de los 80. La primera en formato de libro y la segunda, en el tan agradecido de revista. Ambas con abundante material gráfico (De quitarse el sombrero).

Los autores son dos iconos musicales de Córdoba, supervivientes de aquellos días en los que compartieron afición, profesión y no pocas veces banda y escenario: Aurelio Amén firma “Un músico en la Córdoba de los 70” y José Santiago Toledano, “Beethoven”, “Pioneros del rock cordobés, 1960-1980”. El primero “Presentado” por Alfredo Asensi, referente vivo de la radio cordobesa.

A partir de la generosa narración que hacen de su trayectoria vital y profesional los dos confluyen en una misma historia y dan voz, -carta de existencia-, a las bandas y músicos que con ellos mismos se constituyen en los verdaderos protagonistas del relato. Es así que ambos libros se configuran, de alguna manera, como una obra coral. Son todos los que están y muy pocos se echan en falta. Tiembla la voz de solo pronunciar sus nombres. Tremendo homenaje.

Aurelio, formó parte de Los Yunix, De Pie en la Vida, Concentración o Flor y Nata y José Santiago de Los Difíciles, Las Manos, Flor y Nata, Trinidad, Banda Sureña, La Banda Beethoven, Guateque y La Botica’s Blues Band. Un largo y prolífico camino que recorre de manera transversal la escena rock cordobesa, desde los orígenes en los 60, a la época actual.

Tanto Aurelio Amén como José Santiago Toledano tuvieron la enorme suerte de ser apoyados por sus padres en la afición y deseo de dedicarse profesionalmente a la música. Así lo resaltan y agradecen en sus libros. Ello, les permitió desarrollar una difícil aunque dilatada trayectoria profesional. Cuantas incipientes vocaciones musicales en aquel tiempo se vieron frustradas por la oposición de los padres y la falta de comprensión de las parejas sentimentales. La música o yo. Trágico dilema. Y luego, aquel servicio militar obligatorio e interminable que no solo acababa con un símbolo de identidad, el pelo largo, si no que también pondría a prueba la ilusión y el futuro de muchos grupos.

Como escribe Aurelio, qué familia querría para uno de sus hijos, la vida que le esperaba como músico. Ese continuo “mal vivir” en los entonces llamados “conjuntos” que subsistían encadenando bailes, verbenas y ferias de pueblo en pueblo por carreteras mal asfaltadas con la amenaza de la guardia civil aguardando tras cada curva.

Aurelio, un obrero de la música ha querido que su libro se convierta en un homenaje explícito a los conjuntos llamados con cierto desdén de “ferias y verbenas” o cómo dice “Beethoven”, de “pachanga”. Enorme Escuela, la de los grupos de baile. En ellos se forjaron los mejores músicos. Conjuntos que se veían obligados, al margen de sus propios gustos, a ofrecer un repertorio alternativo con temas musicales y versiones de canciones para todos los públicos. Era la única forma de sobrevivir. «Los de los escenarios de baile somos currantes de la música» apunta José Antonio Toledano.

Existían otro tipo de conjuntos e intérpretes, sí. Estos, podían elegir su propio repertorio musical al no tener que vivir exclusivamente de la música. Unas veces, sus componentes eran hijos de familias acomodadas o no tan humildes que se dedicaban a su hobby preferido mientras terminaban el instituto antes de entrar en la universidad o estudiaban en “La Laboral”. Magnífica cantera de músicos y grupos. En estos conjuntos participaban también miembros de las bandas de baile conocidas que veían así la posibilidad de interpretar en paralelo un repertorio diferente para oídos exigentes y en escenarios más apropiados. Otras veces, eran las propias bandas las que ofrecían su repertorio de concierto, muy diferente al de baile, cuando la ocasión lo permitía. Es por ejemplo el caso de “Expresión” en la década de los 70.

Fueron los conjuntos de baile y sus músicos los que permanecieron en activo por más años. Cambiaban algunos de denominación, pero al escenario subían casi siempre los mismos. Otros, mantenían el nombre y se convirtieron ya en los 80 en una denominación de origen, como “La Banda Sureña” o “Medina Azahara”.

Un sincero reconocimiento a Aurelio y “Beethoven” por compartir con nosotros todo ese caudal de información y sensaciones, que rescata la memoria musical de un tiempo en Córdoba. Así como también, a la editorial Utopía (Rikardo González) y a la asociación cultural Cemac (José Gutiérrez) por haber posibilitado la edición impresa de este preciado material. Los músicos actuales y los que estén por llegar, disponen ahora de las referencias musicales que tanto echábamos en falta. Quedaos con nuestro respeto, admiración y agradecimiento.


Compartimos la incipiente vocación musical con algunos de los protagonistas citados en los libros. Fuimos testigos de aquellos primeros intentos por crear bandas compartiendo tiempo, ilusiones y frustraciones con vosotros. Muchos coincidíamos en la conocida “Congregación”, junto a la iglesia de San Hipólito en Córdoba ¡Los grupos de la Congre! “La de conjuntos” que se gestaron en este lugar. Merece todo un estudio. Asistimos a las primeras verbenas y conciertos en ferias, pabellones deportivos … y teatros como el “Duque de Rivas”. Bailábamos a vuestro ritmo. Aprendimos vuestros nombres y os llamábamos por los apodos. Eramos y somos, VUESTRO PÚBLICO.

Gracias por llenar de ilusión, color y alegres sonidos, aquellos días grises y sombríos de nuestra temprana adolescencia.


Entrevista con Jose Santiago “Beethoven”
Lista de reproducción con algunos de los grupos y canciones citados.

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