No, no debió ser fácil descubrir a los 27 años, de la mano de una tarotista, que la identidad a la que a duras penas se había acomodado era falsa. Y es que, «nadie se acuerda del momento en que nació«. Dependemos de los demás para construir nuestra propia verdad. Pero cuando los demás nos decepcionan, quedamos atrapados en el centro de una espiral, el corazón de la mentira, donde sufrimos la continua náusea de reconocernos huérfanos, hijos e hijas de nadie.
La autora de la novela «Los de Bilbao nacen donde quieren» (Alianza editorial, 2023), María Larrea, hilvana de manera fluida un relato luminoso y liberador, no exento de lirismo, crudeza e incluso humor. Compone así, uno a uno, los fotogramas que dibujan su propia historia de abandono, adopción irregular, ocultación, emigración, desarraigo, comprensión, aceptación y PERDÓN.
Dos acertadas referencias, una musical y otra literaria, abren cada una de las dos partes en las que se divide la novela. Ambas nos proporcionan las claves que nos ayudarán a interpretar la narración, a la vez que despiertan nuestro interés por la misma.
La primera cita es un párrafo de la canción “Alive” que la banda de música Pearl Jam incluyó en su álbum de debut de 1991, “Ten”.
“Is something wrong?», she said
Of course there is
«You’re still alive», she said
Oh, do I deserve to be?
Is that the question?
And if so, if so
Who answers, who answers?
La segunda, corresponde a un texto de Oscar Wilde extraído de su obra “El retrato de Dorian Gray”.
Los hijos comienzan la vida amando a sus padres; al hacerse mayores, los juzgan, y en ocasiones los perdonan.
Pocas, pero eso sí, muy jugosas las anotaciones musicales que nos deja la autora. Gran aficionada a la música, Robin, su pareja y padre de sus hijos, es músico. Así recuerda María los comienzos de la relación entre ambos.
“Haría maniobras durante varios meses hasta que por fin pude besar a Robin. De after-shows a conciertos, de casas de okupas a cenas, el músico moreno y alto de Yvelines, un barrio burgués de las afueras, y la española bajita pasada de revoluciones de la portería pasaron por fin su primera noche juntos a la luz de una lamparilla de aceite psicodélica y barata.”
Durante su adolescencia de quince años solía «rular por diferentes antros de París en donde ahogaba, -a base de alcohol, música de los Daft Punk y baile-, el dolor que le provocaba el rechazo social de muchas de las amistades y conocidos debido a su origen español. “En cada momento de mi existencia alguien me recordaba la infamia de mi nacimiento”.
“Nuestros santos patrones eran los Daft Punk. En los sótanos de los clubes, bailaba con la cabeza en los altavoces y los cristalitos dispersándose por mi oído interno. Rollin’ & Scratchin’ (tema musical de Daft Punk). Levitaba. Mi cerebro arrancaba, mi corazón explotaba, vértigo paroxístico. Tenía la sonrisa de una devota.”
En ocasiones, la protagonista María buscaba puntos en común con los demás a los que aferrarse y hacer surgir la empatía. Así señala, por ejemplo, que el nombre de su madre biológica tenía las mismas iniciales que Michael Jackson o que «siempre me amigaba o me enamoraba de los que escuchaban la misma música o disfrutaban con los mismos libros que yo. Si un chico había leído Martin Eden o escuchado a Talking Heads, me arrojaba a su cama«.
María, madre ya de dos hijos, tiene que enterrar a Julián, su padre. «A diferencia de las plantas y las frutas, los seres humanos nos pudrimos de forma invisible. Cáncer, tumores, infartos, ictus, todo se muere en el interior porque el hombre es deshonesto«.
Julián era un gran aficionado a la música y dueño de una colección de vinilos que ahora debe conservar su hija. María ha confesado adorar la música que le gustaba a su padre. Además, tiene fotos en su álbum personal donde estos discos aparecen como un elemento clave del entorno familiar. He aquí una muestra:










“Lo incineraremos en el cementerio Père-Lachaise. Dos mujeres que no conocía nadie se apuntarán a la ceremonia. Escucharemos a Joan Baez cantando un poema vasco.”
El poema no es otro que «Txoria txori» escrito en euskera por Joxean Artze en 1957. En 1968, Mikel Laboa le dio vida musical, adaptando la poesía con éxito en la canción incluida en su álbum de 1974, «Bat-Hiru». Conocida también como «Hegoak» («Las alas» en castellano), la versión de Anne Etchegoyen en 2014 obtuvo un Disco de Oro en Francia.
En 1968, mientras Mikel Laboa y su esposa Marisol Bastida cenaban en el restaurante Aurrera de San Sebastián, descubrieron los versos del poema de Artze impresos en las servilletas. Mikel llevó una a casa y compuso una melodía para el poema. La canción, dedicada a la libertad negada, puede entenderse como un acto de resistencia contra las leyes del régimen de Franco, que prohibían el uso del euskera. Joan Baez interpretó el poema en un concierto en las arenas de Bilbao, Vista Alegre, en diciembre de 1988.”
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen alde egingo.
Hegoak ebaki banizkio
nerea izango zen,
ez zuen alde egingo.
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
Bainan, honela
ez zen gehiago txoria izango
eta nik...
txoria nuen maite
eta nik...
txoria nuen maite.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no se me habría escapado.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era el pájaro.
Y yo...
yo lo que amaba era el pájaro.
La poesía explora la temática de la libertad y la relación entre la posesión, el dominio y el respeto entre personas y animales. Plantea un dilema: al amar a alguien, ya sea humano o animal, surge la elección entre aprisionarlo como si fuera un ave en una jaula, perdiendo su esencia fascinante, o amarlo tal como es, apreciando su naturaleza y respetándolo, permitiéndole partir en cualquier momento si así lo desea.
Se han hecho innumerables versiones del mismo. Las dos citadas son las que aparecen reseñadas por María Larrea en el libro. A propósito de las muchas versiones musicales del poema, Artze declaró: «me emociona ver tantas personas diferentes interpretarlo de maneras tan diversas».

Las dos Marías, la autora y la protagonista del libro, tendrían unos 12 años respectivamente cuando Eddie Vedder, el cantante de Pearl Jam, compuso «Alive» (Vivo). La trayectoria vital de ambos creadores, reflejada en la letra de la canción, tiene muchas similitudes. No cabe duda de que María Larrea, posiblemente muy «fan» de la banda, eligió este poderoso tema musical para hacernos cómplices de su historia. Qué placer literario y musical iniciar la lectura de la novela escuchando este temazo una y otra vez si es necesario. Ha sido tan motivador.
“Conocí al tipo. No muy bien, pero le conocía. Es decir, el tipo era yo, pero apenas me conocía en ese entonces. Para ser honesto, apenas estaba allí para conocerme”( Eddie Vedder).
Al igual que la familia de María, la de Eddie Vedder guardaba celosamente un secreto. Cuando era adolescente, su madre le reveló algo que lo sumiría en la oscuridad y el desencanto. Esa zozobra quedaría plasmada en una de las canciones insignia y más populares de Pearl Jam: «Alive».
Hijo, dijo ella,
Tengo una pequeña historia para ti.
¿Quién pensabas que era tu papá?
No era nadie excepto un…
Mientras estabas sentado solo en casa a los trece años tu verdadero papá estaba muriendo.
Perdona, no lo conociste.
Pero me alegra que habláramos.
Registrada para su álbum debut «Ten«, fue lanzada como sencillo en el Reino Unido en 1991. Esta composición, una de las primeras del grupo, tiene sus raíces en la música creada por el guitarrista Stone Gossard durante la existencia del grupo Mother Love Bone, formando parte de The Gossman Project bajo el título «Dollar Short». Posteriormente, la letra fue escrita por Eddie Vedder y “Alive” se integró en la también célebre Trilogía Mamasan con “Once” y “Footsteps”. Una suerte de ópera rock de pequeñas proporciones que relata la historia de un niño con un pasado traumático. Tras perder el control, se transforma en un asesino en serie y termina en prisión, culpando a su madre con quien había mantenido una relación incestuosa.
Oh, ella camina lentamente,
a través de la habitación de un hombre joven.
Ella dijo, “estoy lista… Para ti.”
No puedo recordar nada hasta este día.
Excepto la mirada, la mirada…
Tú sabes dónde, ahora no puedo ver, solo miro fijamente.
De las tres partes que conformaban la trilogía «Momma-son», una era autobiográfica. Al escribir los versos de «Alive», Eddie Vedder simplemente recurrió a sus recuerdos de adolescencia. Así describe el cantante de Pearl Jam el origen de este tema: «La historia original que relata la canción es la de un joven al que le revelan verdades impactantes. Descubre que el hombre que creía que era su padre no lo era y que su verdadero padre falleció años atrás. Esta revelación, sumada a la complejidad de la adolescencia, lleva al chico, ya inestable, a una mayor confusión cuando su madre le comunica esta información sobre la muerte de su verdadero padre».
La madre de Eddie Vedder se divorció de su padre cuando él tenía solo un año, creciendo sin saber que su padrastro era quien él pensaba que era su padre. Durante la adolescencia, su madre reveló la verdad, pero ya era tarde para que Eddie conociera a su padre biológico, quien había fallecido unos años antes. Este pasado traumático no solo inspiró «Alive», sino también «Better Man» del tercer álbum del grupo, «Vitalogy» (1994), dedicada a su padrastro, a quien Vedder denominó como el individuo que se casó con su madre.
¿Pasa algo malo?, dijo ella.
Por supuesto que sí.
Sigues vivo, dijo ella.
Oh, ¿y merezco estarlo?
¿Es esa la pregunta?
Y si es así…si es así…¿Quién contesta?…¿Quién contesta?
A Eddie Vedder, el vocalista de Pearl Jam, le gusta emplear el término «maldición» al referirse a este drama familiar. En su percepción, conocer todas las mentiras con las que creció fue una maldición con la que tuvo que aprender a convivir: «Me cuentas todos estos secretos que se supone debo perdonar, pero yo tengo que encontrar una forma de vivir con esto. Vale que papá esté muerto, pero yo todavía estoy vivo y tengo que lidiar con esto». Sin embargo, al presentar ‘Alive’ en el programa «Storytellers» de VH1, Vedder reconoció que esta «maldición» cambió de sentido con el tiempo: «Fue la primera canción que escribimos como grupo y la hemos tocado cientos de veces en vivo. Se ha transformado a lo largo de los años, no solo por cómo la tocamos o los arreglos, sino por la interpretación». Para Vedder, la maldición se disipó gracias al significado que el público le otorgó en los conciertos: «Cada noche, cuando veo a la gente reaccionar con su propia y positiva interpretación, es realmente increíble. La audiencia cambió el significado de estas palabras. Cuando ellos cantan «Todavía estoy vivo» es como si estuvieran celebrándolo y este es el detalle, cuando cambiaron el significado de estas palabras, rompieron la maldición».
Hey, yo, oh, yo sigo vivo.
Sí, sí, sí, sí.
Además del carácter autobiográfico del tema, otro de los aspectos que más llaman la atención de «Alive» es su impresionante solo de guitarra interpretado por Mike McCready. Sin embargo, fue el propio guitarrista quien le quitó importancia: “Copié el solo de Ace Frehley (de Kiss) para la canción ‘She’, que a su vez es una copia del solo de Robby Krieger de los Doors en «Five to one». «Alive» no sólo fue la carta de presentación de Eddie Vedder a sus futuros compañeros de grupo y el primer single de Pearl Jam, también fue la forma con la que el cantante pudo exorcizar sus fantasmas del pasado así como María Larrea lo hace con su libro «Los de Bilbao nacen donde quieren»
Sabemos, por declaraciones a los medios de comunicación, que a María Larrea le gusta considerar su «Los de Bilbao nacen donde quieren» como una novela. Sin embargo, al contextualizar el relato con las declaraciones en los medios y la documentación y el material gráfico que en su día hizo público en redes sociales, apreciamos que hay mucho más de realidad en el libro que de ficción. Como lector, es casi imposible deslindar a la María Larrea autora de la María protagonista. Un debate estéril. Me enternece y emociona su necesidad de conocer y gritar al mundo sin tapujos la verdad, su verdad. ¿Por qué conformarnos con ser felices si podemos ser normales? ¡Olé!

El ritmo de estos dos. Único. Las melodías de la voz de Michel Berger, France Gall y sus movimientos de baile ¡Dios!
Tú lo has dicho, María. Anotado y bailado queda. ¡Nos vemos en el cine!

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